miércoles, 3 de febrero de 2016

T3 PI C9 SEMHAZA

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SEMHAZA

"Al principio, Serkit no tenía ni familia ni consorte; ella se atestigua solamente, de la primera dinastía. Serkit es una antigua diosa patrona.  En este papel, es particularmente activa en las ceremonias y creencias funerarias.  Serkit es la Señora de la Vida; también lleva el epíteto porque debe proteger del veneno fatal de los escorpiones, serpientes y otros animales peligrosos”. (10) 
Neter, dioses de Egipto.



Volví a ver la gran Serkit (Ninmah) en su montaña de Igira, sin permiso, por supuesto.  Serkit parece ser la única de mis tías que no tiene miedo de nuestros enemigos. Ella ha demostrado a los Usumgal y los Anunna que esta inmunizada por la eternidad. El Igira es definitivamente un lugar extraño.  Hace frío y las nieves invaden sus picos en gran parte del año. Lo que lo hace un lugar extraño para construir comunidad!
De vuelta en la montaña brillante, todavía tengo una sensación rara sobre los observadores de Serkit. Ellos no me aprecian realmente.  Tres guardias se acercaron a mi nave para preguntarme el propósito de mi visita. Yo les dije que quería reencontrarme con su reina. El viento soplaba con fuerza y ​​la nieve estaba cayendo, lo que dificultaba nuestra discusión. Uno de ellos me preguntó:  
- ¿Qué? 
- Serkit, vuestra reina! 
- No la conozco... 
- Ninmah?
- ¡Tampoco! 
- Te burlas de mí?
- ¿Te refieres a Semhaza ("que sostiene la planta")? [[1]].
- Ah, ¿ese es su nombre aquí? 
- Por la Fuente, estamos en plena noche, y ella quiere dormir! 
- ¿Dormir? Pero ustedes nunca duermen... 
- Tendrá que esperar hasta mañana para ver si acepta recibirlo. 
- Por supuesto, aceptará!
Todas estas aventuras me habían hecho olvidar la noción del tiempo. Los guardias se retiraron. Yo no sabía dónde pasar la noche.
-Y ¿habría alguien aquí que pudiera hospedarme un par de horas? 
Lo dudo, saben que no eres bienvenido aquí, hijo de Meri. 
- ¿Por qué? 
Los Adinu (iluminados) no me respondieron y comenzaron a bromear entre sí. Hacía frío y una fina nieve helada comenzó a caer.  Me metí en mi nave para pasar la noche. Estaba cansado, no, estaba más bien molesto. Apenas me había conformado con la comodidad de la cabina, alguien llamó a la carlinga. Bajé las escaleras, pensando reencontrarme con Serkit, pero el destino me puso en la presencia de un extraño, uno de los vigilantes. Su mirada no era normal, ni su tamaño.  Era más alto que los Khentamentiu de mi padre, que los Shemsu de Ra o los Adinu de Serkit, y por lo tanto más alto que yo. 
- ¿Sabes quién soy? me pregunto el desconocido. 
- No, nunca he visto antes a nadie de tu especie. 
- Tu sin embargo deberías, hijo de Asar... 
- Nadie me llama así.  Es mala suerte, al parecer. 
- Ya lo sé. 
- Usted vive aquí? 
- Oficialmente, no.
-¿Qué es lo que quieres, forastero? 
- Ayudarle si lo desea. 
- No necesito de ninguna ayuda. Gracias y adiós! 
- Esto no es lo que se dice en todas partes.  
- ¿Cómo es eso? 
- El rumor dice que usted busca formar un ejército. 
- Tengo a los Shemsu-Urshu (seguidores-observadores) de Asar, ellos me seguirán.
- Eso no es un ejército. Desde la muerte de su padre, custodian la zona subterránea de su madre y los otros se encuentran dispersos a los cuatro vientos de Kemet. 
- Mi tía Neret (Neith-Dim'mege) me ofreció su ayuda y sus tropas. 
- No comprometa a las hembras en una batalla si desea ganarla. Las hembras son buenas estrategas, pero no guerreras.  Ninguna mujer debe luchar contra un hombre.  Nosotros, protegemos a las mujeres.  Ellas son nuestro futuro.  
- Entonces, tengo los de Ra, sus Shemsu ya están luchando contra los Anunnaki. 
- Ni los Adinu (iluminados) que vienen a burlarse de ti, ni los Shemsu de Ra le ayudarán. Los de aquí sólo escuchan las palabras de Semhaza ("que mantiene la planta") y los otros mercenarios siguen las órdenes exclusivas de Ra. Ellos nunca escucharan a otro hombre, mientras que él esté vivo. 
- ¿Cómo es que sabes esto? 
El hombre levantó las cejas con un aire categórico. 
- Ya lo tengo! Tu... Tu eres parte de los condenados, los reprobados, le contesté. Eres un Nefer (Nephil(im))! Los Shemsu del Este son tus padres, precisamente los Adinu de Serkit! 
- Si tu quieres ayudar, ve a ver a el herrero Mishak, él te guiará. Pero en ningún caso hables de nuestra conversación a tu tía Semhaza-Serkit.  
            A estas palabras, el Nefer se volvió y desapareció en la niebla. Yo nunca había oído el nombre de Mishak antes!
Pasé una mala noche. Una noche sin dormir, sin descanso, una noche llena de preguntas sin responder... 
Al amanecer, llegó Serkit golpeó contra mi nave. 
- ¿Eres tu Heru? Ven a unirte a mí, me ordenó la soberana de los Adinu. 
Ella no me esperó y volvió hacia su morada. Pude observar el paisaje con la luz de la aurora de la mañana. El viento había aminorado y el sol había perforado las nubes brevemente. 
Cuando entré por la puerta de su hogar, Serkit me cuestionó: 
- Ahora bien, mi hijo, ¿a qué se debe esta nueva visita? Tuviste una disputa con tu madre? 
- ¿Mi madre?  No.  Me gustaría que me ayudes a encontrar las respuestas a algunas preguntas. 
Serkit es una mujer increíble, su mirada jamás es la misma. Tiene una extraña obsesión, la de la fijarse en su interlocutor en el comienzo de la conversación, y luego desvía la mirada hacia los bordes de la cara, como si tratara de ver algo en lo invisible, tal vez su aura. Esa mañana, tenía ojeras debajo de los ojos, y parecía preocupada. Su rostro estaba terrible. No parecía haber dormido bien. Su mirada vagó en el vacío y había dejado mi persona. 
- Por la Fuente!  ¿qué has hecho ahora? Me quejé.
- No voy a ocultarte que tuve una muy mala noche. 
- ¿El sueño no fue a la cita, tía? 
- Yo hubiera preferido dormir, por una vez, pero yo no estaba aquí hijo mío. Nuestra Asamblea se reunió ayer por la noche. 
- ¿Qué?!  Pero mi madre y yo no fuimos informados! 
- Era preferible.  Aset no habría soportado este debate. No sé si debo decírtelo a ti, pero tu madre ha sido privada de la Asamblea hasta nuevo aviso. Su última actuación no ha complacido a ltemu (An).
- No es ninguna sorpresa: mi tío regresó a la Asamblea sin votación justa, y la reina divina de Kemet es privada de sus derechos sobre su tierra. 
- Esto no es nuevo, hijo mío, pero veo que estas familiarizado con este tipo de situaciones. Las decisiones tomadas en nuestras asambleas nunca han sido justas, excepto en la época que Asar y Aset gobernaban juntos sobre sus dominios. Ese tiempo es demasiado lejano. Te conciernen directamente, y como ya te enteraras muy pronto lo que se decidió sin tu consentimiento, por lo que puedo revelártelo, el objeto de esta reunión era encontrar un arreglo para que te reconcilies con tu tío. 
- Jamás!
- Lo sé, lo sé... Te entiendo perfectamente.  No estoy de acuerdo con este proyecto, que ha sido validado por Itemu (An), Ra (Horus el Viejo), tu tía Neret (Neith-Dim'mege) y Djehuti (Thoth). Nebet-Hut (Neftis-Inanna), Nut (clon de Nammu) y yo hemos votado en contra. Tu tío (Enlil) no pronuncio votó. Fueron cuatro votos contra tres. 
- Con el de Aset y el mío, habríamos sido cinco contra cuatro... 
- No, tu tío Setes habría votado a favor, y habrían cancelado la votación.  Así es como funciona, hijo mío. De todos modos, Itemu finalmente estaría en lo cierto.  
- El voto de Djehuti hizo la diferencia, es un traidor! 
- No vayas tan rápido en tus acusaciones, Heru. Djehuti quiere la paz para todos nosotros, es lo mismo para tu tía Neret.  Ellos piensan que tomé la decisión correcta.  
- ¿Qué va a pasar, tía? 
- Se ha decidido que tú vas a pasar unos días con tu tío, en sus dominios, por lo que te dará a conocer su ciudad subterránea en Kursig (Capadocia en Turquía). 
- No, no pienso ir! 
- Vamos a tener que prepararte para ello, hijo mío. 
-¿Te refieres al lugar donde yo estaba, de la que te conté que los Anunnaki de Setes contaminan las mujeres y profanan su honor? 
- Nadie sabe, nadie tiene pruebas de que sea como tú me has contado.  Te aseguro, te creo!  Pero debes estar doblemente apaciguado, cuando estés allí, vamos a tener todos los ojos en el Ekur de Setes. Yo demandé que los guardias de tu madre y algunos Adinu del valle de Kuram (Goreme) se posicionen a la salida de la red subterránea de tu tío. 
- Mishak, el herrero, ¿lo conoces? 
- No. Es un nombre de tu país, hijo mío. 
Comprendí que no iba a obtener ninguna respuesta de este lado. 
- ¿Qué opinas de la propuesta de Neret de ayudarme militarmente? 
- Sería en último recurso, si ese era su deseo. Ella tiene un ideal. Actualmente, no son tiempos para la guerra, sino para la reconciliación. 
- Yo no puedo, mi tía.  Pides lo imposible!  Está fuera de mi capacidad. Ni siquiera puedo explicármelo.  Verlo me produce un asco profundo. 
- Bien...  De hecho, hay dos causas principales.  Por la razón que tú conoces, pero que tú no aceptas, que llevas dentro de ti el sufrimiento profundo y fatal de tu padre, el que le han infligido en el famoso ataque sorpresa en Ta-Ur (Abydos). Tú, Heru, tú has experimentado ese dolor. Habiendo sido Asar, llevas dentro de ti el tormento que experimentó cuando fue herido, atado al árbol sagrado, torturado y fusilado. Ese suplicio es tuyo y se convirtió en un odio feroz. Tu carácter es diferente al de tu vida anterior, porque esta muerte violenta cambió tu naturaleza profunda. Créeme, hijo mío, yo rezo todos los días para que ese ultraje te sea soportable y se te olvide. No es fácil para ti, porque tu madre lleva ese dolor también. Ella te crio así, y has sido programado para vengar la afrenta sufrida por tu padre. Eso es mucho para ti y para tus jóvenes hombros. ¿Puedo posar mi mirada en la parte superior de tu cuerpo? 
- Sí, mi tía.  
-Bien, abre tu atuendo... Qué extraño material... 
Yo portaba una combinación en fibra y resina, que fue fabricada especialmente en Nashareth. Estas se ajustan a mi tamaño y son bastante difíciles de quitar. 
- ¿Dime, es siempre tan incómodo el desvestirte y vestirte? 
- Pues sí. 
- ¿Por qué son tus atuendos todos negros como la noche? 
- Es un suvenir de la región de dónde vengo: el Râ'af (el sol negro). También está conectado con el nombre de nuestra querida tierra, Kemet (Egipto),[[2]] y con Kankala (África) y sus habitantes. 
- Ah, Kankala!  A Kankala la echo mucho de menos, hijo mío. Bueno, muéstrame tus hombros si no te importa.  No hay nada aquí... aquí tampoco... 
- ¿Qué es lo que buscas tía? 
- Bien, eso es todo, ¿qué es esta marca? 
Serkit me mostró mi marca de nacimiento localizada en mi hombro izquierdo.  
- La tuve siempre. 
- ¿Esta marca no te recuerda nada? ¿No era el hombro izquierdo de Asar el que fue golpeado antes de ser atado y torturado?
- Eso es lo que se cuenta. Mi tío lo habría herido con su lanza, lo habría golpeado por detrás. Esto no es una prueba!
- ¿No sientes allí un dolor a veces? 
- Si... 
- ¿Por qué, ya que tú nunca te has hecho daño? 
- Yo... no lo sé... 
- ¿Tu no lo sabes o no sabes más? Tú que eres tan seguro de ti mismo, por lo general. Si la duda se instaura finalmente en ti, es porque vas por buen camino. 
Estaba cansado del interrogatorio. Serkit quería empujarme fuera de mi comodidad. Ella había tenido éxito.  Sus ojos brillaban a la luz de las llamas.  Qué rostro extraño el de esta reina caída y reducida a vivir en el exilio, lejos de sus orígenes. 
- ¿Cómo quieres que me identifique con Asar?, yo no sé mucho acerca de mi padre. Sus archivos son dispersos. Yo sólo tengo a disponibilidad información fragmentada en el cristal Uatch (Ugur). 
- Sí, lo sé.  Eso no representa mucho para toda una vida de un Gina'abul. Allí se reducen a recopilar información de aquí y allá. Asar no escribía mucho, lo hizo al principio, eso lo aliviaba, y luego se cansó. ¿Quién iba a leer todo eso, de todos modos? Luego, tu madre regresó del horizonte de sucesos, y todo cambió en nuestras vidas... 
- Tengo que ir allí, tengo que encontrarlo! 
- ¿Encontrarlo? ¿Cómo es eso?
- Tengo que ir al otro lado para hablar con él. Si no lo encuentro, tal vez te creeré. 
- No creo que te sea muy útil, Heru. Visitar el mundo de los antepasados ​​no es un simple viaje como cuando piloteas tu nave. 
- Geghu no es fácil de pilotear, yo soy el único que puede hacerlo! 
- Ah, se me olvidaba lo talentoso que eres y que nunca fallas en tu observación. ¡Ciertamente! En cuanto a tu deseo de cruzar el horizonte de sucesos, podría tal vez ayudarte algún día. Sin embargo, no tengo las habilidades para hacerte pasar el horizonte del Angal (el gran elevado), pero puedo hacerte cruzar el Kidul (mancha oscura). Allí, tú puedas quizás encontrar respuestas. De todos modos, Angal o Kidul, te aseguro que no te encontrarás con tu padre, el gran Asar. 
- Él era débil! 
- No, eso no es correcto.  Fue auténtico y sincero. También fue un gran utopista que a menudo tomaba decisiones sin tener en cuenta las opiniones de sus compañeros. Asar sabía anticipar, tenía un ingenio mordaz y su increíble intuición lo apoyaba y protegía con frecuencia. Él cometió algunos errores, pero muy pocos, en comparación conmigo misma o los demás... Pero Asar era ingenuo, y no era tan astuto como su abuelo y su tío.  Todo esto lo hacía un héroe, pero él está muerto! Sus métodos eran más cerebrales, los tuyos más musculares, esa es la diferencia. Eres tú, Heru, quien debe encontrar el equilibrio entre estas dos concepciones, estas dos fuerzas, que podrían parecer opuestas, pero solo en apariencia. 
- Él no era feliz! 
- Y tú, ¿tú lo eres? Difícil que fueras feliz con la carga que el llevaba sobre sus hombros. Pero desengáñate, Sa'am-Asar sabía divertirse. A veces alegraba nuestras comidas y bromeaba sobre todos nosotros y sobre él mismo. Incluso a veces se disfrazaba de mujer, y parodiaba a los Gina'abul y a las Amasutum. Eso hizo reír a su madre Nut (Nammu), pero no demasiado a Aset, que vio que algunos no estaban riéndose de su improvisada comedia, sino de él. No, tengo que admitir que nos hizo reír.  
- Yo ni siquiera conozco su rostro... 
- ¿Es eso verdad? 
- Lo vi vagamente en el Gigal, cuando habíamos recuperado su cuerpo cortado en su tumba acuosa, pero sus ojos no se parecían a nada. 
- ¿Meri no guardó nada?, ¿alguna imagen? 
- No lo sé.  Como de todos modos, ella piensa que soy yo... 
- Debe ser difícil para un hijo el no conocer el rostro de su padre o de su madre. Ya ves, yo he clonado toda mi vida, por fin lo comprendí.. La vida en este planeta es particular, esta requiere un periodo de adaptación. La mía duró varios milenios.  El problema es que tú no tendrás tanto tiempo como yo. 
- Lo veré algún día, ¿aunque sea en imágenes? Me ayudaría quizás a entenderlo. 
- Con eso te puedo ayudar si lo deseas. ¿Quieres? 
- Qué pregunta!
- Tengo una grabación que estaba en un cristal. Posiblemente pueda responder a algunas de tus preguntas. 
Con un gesto de cariño, Serkit me dio unas palmaditas en la rodilla y dejó su gran silla. Ella rebuscó en sus cajones de madera.  El objeto codiciado apareció; era un cristal oscuro de tamaño pequeño. Ella lo empotró en la base del reproductor de lector que estaba en su mesa. 
Te dejo ver tranquilo. Te puedes guardar este artículo, es un regalo de su tía, dijo con ternura. 
Entonces vi la grabación de Serkit, un clip de película con Uatch en el momento en que fue nombrado Ugur. Una escena que ya no se encuentra en mi cristal. Fue mi madre quien lo había registrado durante una misión con los Nungal y Djehuti. Se ven un centenar de soldados Nungal nerviosos a causa de los humanos, hombres, mujeres y los niños dirigidos hacia un Gigirlah (ruedas espumosas). La escena tiene lugar en entornos desconocidos.  Los humanos eran del tipo Sinumun (amerindios), supuse que era en el viejo continente de Kaskara (Mu), lo que pude confirmar más tarde. Esta era una evacuación muy grande.  Las naves de los Nungal se colocaban en el enorme terreno de una ciudad imponente. Una nave nodriza Ama'argi piramidal se encontraba en el centro mismo de la ciudad. Las piedras blancas y rojas de los edificios aparecían a través de una cortina de humo amenazante que se levantaba hacia el cielo. 
Miles de personas se subían a las naves en un estruendo de sirenas. La confusión era total. La persona que filmaba esto estaba visiblemente situada en la terraza de una residencia alta y hacía un acercamiento hacia la plaza central. Los humanos se empujaban, algunos caían y eran pisoteados. En la multitud, un anciano continuaba gesticulando mientras trataba de razonar con su séquito. La puesta se centraba en la cara de la persona, uno podía leer en sus los labios el lenguaje Emenita: "No, no lo harán, estos son los malos espíritus, los hijos de la Serpiente. No debemos seguirlos, nos llevaran a una muerte aún más aterradora que la que nos espera aquí”.  La visión se expandió.  Cerca de la escena, una joven mujer de pelo marrón vestida con plumas multicolores estaba atascada en este montón de vidas.  Ella se ve obligada a soltar la mano de su compañero. Totalmente histérica, le suplica que se reúnan mientras ella se aleja, raptada por el movimiento de una multitud tumultuosa. 
Se escuchó la voz de Meri como si estuviera a mi lado, lo que confirma que era ella quien registraba esto: 
- ¡Qué horror!  ¿Podemos hacer algo?
- Nada, por desgracia, respondió a una segunda voz ahogada por el estruendo.  
La longitud focal se ensancha, los seres humanos luchan entre sí a pesar de la columna de Nungal enviados a controlar la situación. 
Un hombre ricamente vestido emerge penosamente entre la multitud y fija el objetivo de la mirada. La que filma apunta ahora hacia la entrada del patio haciendo una rotación de 45°. Djehuti (Thot) aparece en la imagen, rodeado de guardias.  Se oye una voz a la distancia. Djehuti fija el objetivo que graba la escena, por consecuencia a mi madre, y le dijo: 
- No te preocupes, venerable Aset, vamos a controlarlos... 
- No estoy preocupada, le respondió Meri. 
Un desconocido, más corpulento, aparece en la puerta.  Los Nungal siguen al individuo corriendo.  Él tiene el pelo marrón y lleva una flor roja dentro de un círculo en su amplia túnica blanca ceñida a la cintura con un cinturón de piedras multicolores. Los Nungal hacen un cambio de dirección y lo empujan brutalmente utilizando sus lanzas y sus Gidrugiri (bastones de rayos). 
- Regresa con los demás, le dijo uno de los soldados de mis padres. 
- Yo no soy uno de esos cautivos, ¿no lo ves? Yo soy su Mu'ugi,[[3]] el responsable de este reino, objeto de sus persecuciones y de sus violaciones, serpientes despreciables! 
Ante esto, un soldado saltó sobre él, lo tumbo sobre su espalda y le lanza una serie de golpes con la culata. Se oyó la voz de Meri exclamar: 
- Por la Fuente!  Haz algo, Djehuti!
Otros dos Nungal intervinieron rápidamente y dominaron al soldado. Djehuti se dirigió al grupo, demandó a los guerreros que traigan al Mu'ugi ante él.  El jefe de la ciudad fue llevado ante Djehuti. Tenía una hemorragia nasal.
- Tus soldados habrían hecho mejor en matarme en lugar de ponerme en tu presencia. 
- Nosotros nunca suprimimos una vida sin razón. Tú te confundes de clan. ¿Cuál es tu nombre?
- Osaya, soy el 469° administrador de este Imperio. 
- ¿469°? El tiempo pasa rápido en este mundo... 
Djehuti sonrió irónicamente. Osaya se rio. 
- El planeta está a punto de estallar.  Todos vamos a morir.  De qué te servirá tu inmortalidad, ¿hijo de la serpiente? 
- ¿Hijos de la serpiente? ¿Así que tú conoces nuestro nombre?  Reanudó Djehuti.  
- ¿Quién no reconoce sus rostros y sus actos? Usted no tiene derechos aquí; no eres bienvenido y ustedes no son los Kasin'a (mensajeros) que esperamos. 
- Sí, nosotros no somos los que estás acostumbrado a encontrarte. Sin embargo, las personas a las que usted alude no vendrán.  La guerra se ha ganado el cielo en las fronteras de Udu'idimsa (Marte).  Su seguridad ya no está garantizada, es por eso que tenemos que ayudarles. 
Osaya miró el objetivo y luego pareció examinar a Meri con aire aturdido. Él exclamó de repente:
- ¿Qué estás haciendo aquí, criatura vil?  ¿Crees que no te había reconocido debajo de tu piel de serpiente? Tengo el ojo para reconocer los cambios de tu especie. 
-Usted nos malinterpreta, responde Djehuti, ella no es la soberana del país que llaman Talahtuska[[4]] (Atlántida). 
- Yo reconozco su rostro bajo su piel verde llena de escamas... Esta es la charlatana, que habla para no decir nada, que ensucia todo lo que toca. Estamos en guerra con Talahtuska a causa de ella!  
La imagen se movió.  Aset respondió secamente mientras la grabación continuaba: 
- La persona que usted describe con tanto ardor es mi hermana genética!   No nos hacemos responsables por sus acciones.  Hemos hecho todo lo posible para evitar esta locura entre Kaskara (Mu) y Talahtuska, la prueba es que estamos aquí.  Yo soy la hija de tu creadora Kùkiangu'uhti (Madre-Araña) y la mujer de tu soberano Mas'su (el Príncipe).
- Mas'su no tiene esposa, él nunca la tuvo. El Gran Espíritu Mas'su nos abandonó en la época en que cubrió los complots de la que tu denominas tu hermana, que se había colocado en el trono de Talahtuska (Atlántida). Es por eso que tenemos problemas con él.  Promueve la política de Talahtuska a nuestra costa. 
- Nosotros no estamos aquí para reescribir la historia, ni para entrar en guerra contra tu pueblo, le replicó Djehuti, sino para rescatar el mayor número de personas, a todos los que quieren seguirnos. 
- ¿Dónde van a ir? 
- No es importante para usted ya que ha decidido quedarse aquí. Sepa que nosotros vamos donde la Fuente espera. 
- ¿La Fuente?  La única que podía argumentar eso como posible, está en el otro mundo. 
- El otro mundo, sí, ahí es donde vamos todos! 
Con un gesto, Djehuti mostró al soberano la multitud que se apresura a subir detrás de ellos. La nave nodriza Ama'argi emitía un sonido cristalino.  El cielo estaba cada vez más amenazante y el viento soplaba con fuerza. 
- Ya discutieron suficiente, les reprendió Meri. El tiempo es corto, debemos comenzar ahora.
Una nave pequeña de forma inesperada se posó en la terraza. Su aspecto recordaba a las Tumua Ama'argi excepto que era más amplia, ofrecía suficiente espacio para 8 o 10 personas. Meri se precipitó dentro de ella sin dejar de filmar.  La siguió Djehuti y varios Nungal. Una figura no identificada entró en cámara y se encontraba paralelo al objetivo.  Aset filmó sus piernas, las manos del desconocido se colocaron en el muslo derecho de mi madre. La secuencia se prolonga un corto instante en este momento íntimo... Mi sangre se acelera! El desconocido dijo: "No podemos hacer nada más".  Retrocedo ese pasaje y me detengo en las manos: son palmeadas. ¿Podría ser mi padre?  Djehuti le responde al extranjero que se ha hecho todo lo posible, y que no podían esperar mejores resultados.  El motor ruge en medio de un montón de humo y de repente despegó del suelo. Aset siguió filmando la escena y Ugur estaba apuntando hacia el exterior de la nave, el paisaje es sorprendente y el suelo tiembla.  
La nave se eleva cada vez más.  A continuación, la nave nodriza Ama'argi con forma de pirámide se aleja de allí también.  La multitud que no podía embarcarse es expulsada hacia atrás por la explosión de sus aviones. Los supervivientes se dispersan en todas las direcciones.  Humos de todo tipo ahogan el paisaje, no se puede decir si las nubes son de polvo o de humos y gases. El cristal Ugur se dirige de nuevo hacia el interior de la nave.  La cabeza del desconocido aparece de repente; su mirada es dulce.  Agarró el cristal y dijo: "Bueno, no hay necesidad de registrar más." Fin de grabación.  
Repasé la última imagen, que muestra la cara desconocida. Lo miro con cuidado.  Siento una extraña sensación. No hay duda de que es él.  Este es mi padre.  Su rostro finalmente se me reveló por primera vez. Una fuerte emoción me invade, tragué saliva, yo no puedo llorar. 
Serkit vino a mi encuentro, poco después de ver el documento.  Ella me quiso dar coraje para mi futuro encuentro con mi tío. Mi tía me dio un beso en la mejilla y me acompañó a mi nave.  En el camino, le pregunté si conocía a los Neferu (Nephilim), los hijos de sus Adinu.  Ella parecía sorprendida por la pregunta.  
- No sabemos dónde se esconden, dijo.  Si quieres evitar problemas con tu abuelo ltemu (An), asegúrate de no cruzarte con ellos o de hablarles. 
Finalmente le pregunté sobre la hostilidad que me demuestran sus Adinu. Serkit respondió, sin dar más detalles, que se trataba de una vieja historia entre los clanes del Oeste y los del Este sobre la muerte de Asar. 
Mi Geghu ("halcón golpeador") despegó más rápido que el trueno; tenía la esperanza de volver antes de que se descubra mi escape. De vuelta en nuestra red subterránea, recibí la doble cólera de Meri en la cara. Sus dos grandes felinos azafrán también estaban irritados al igual que su ama. Los tres realizaban una vertiginosa ida y vuelta en los apartamentos privados de mi madre. La voz de Aset discutía fuertemente y yo tenía una impresión de que los sótanos temblaban haciéndole eco. La noticia de la decisión del consejo y la obligación de tener que ir a la montaña de mi tío habían mitigado en gran medida el impacto de mi solitaria escapada. Todavía le pregunté a mi madre si conocía a un tal herrero Mishak, pero su respuesta fue negativa. Era sincera.
Aset luego quiso revelarme un secreto que yo todavía no conocía sobre el lugar donde me están esperando. Tal vez ella lo ha hecho para persuadirme de no ir allí. Ella me preguntó lo siguiente: 
- Existen numerosas ciudades subterráneas en Kuram (Goreme),[[5]] ¿Sabes por qué? 
- Para resguardarse del Benu? 
- Pero Heru, han previsto cavar 36, ¿por qué tantas? 
- No lo sé, mi reina. 
- Para dar cabida a todos los gigantes, todos los niños nacidos de apareamientos entre Neteru (dioses) y humanos - cuyos progenitores son los Anunnaki o los Nungal. 
- ¿36?  Pero es enorme!  Es una obra colosal... 
- Sí, es una tarea comandada por ltemu (An) antes del asesinato de Asar. A medida que tu abuelo vio que mi marido tenía una buena relación con estos niños increíbles, su proyecto fue reunir a los diferentes Neferu (niños = Nephilim) alrededor de los Anunnaki para luego dominarlos. También piensan que pueden traer a sus padres para debilitar nuestros diversos clanes Shemsu y Urshu. Si su plan funcionara, no tendríamos ejército y Kemet estaría a merced de Kalam. Ellos nos hacen creer, sin embargo, que lo hacen todo por la paz entre los Neteru (dioses) y para preservar a los seres humanos. 
- Es como una enorme prisión? Le pregunté.
-Sí, de alguna manera.  Es tu tío el responsable de finalizar el proyecto.  Es por eso que tu tía Serkit ha colocada a los Adinu en Kuram. Tú debes saber que tu tía en secreto apoya a los Neferu. 
- ¿Por qué tanto misterio en torno a estos Neferu; de que tienen miedo ltemu y Setes?
- Los Neferu fueron contratados por Asar muchas veces en el pasado.  Son una multitud guerrera que sería preferible que tu abuelo y tu tío no le den la espalda.  Ellos tienen un gran temor.  Es por esto que los desean, gracias a una acción diplomática secreta, los seducirán a reunirse en Kuram.  Serkit los induce en la creencia de que logrará traerlos un día al Kursig (Capadocia) de tu tío en el nombre de la paz entre Kemet y Kalam. Para llevar a cabo su venganza, ella se unió a varios cientos de Adinu en Kuram. Mientras tanto, los Anunnaki cavan laboriosamente las viviendas subterráneas, pensando terminar en breve con los Nungal y su descendencia. Cavan como los Nungal lo han hecho por ellos en el pasado. Este es un buen giro de los acontecimientos.  Cavan en vano!
- ¿Quieres decir que estas ciudades no serán habitadas?
- Únicamente si eres más inteligente que ltemu y Setes - ves lo que trato de explicarte? 
- Perfectamente, mi madre.




[1] 73. En el libro de Enoc, Shemehaza (el líder de los ángeles caídos o vigilantes) se traduciría en "indicador de los cielos" (cf. Los lntertestamentaires Escritos de la biblioteca de las Pléyades, ediciones Gallimard, 1987, p. 477). Desde mi perspectiva, este nombre no es de ninguna manera arameo o hebreo, sino sumerio: SEM-HA-ZA significa "que posee la planta" en sumerio. ¿Qué personaje tiene la planta de la vida y la muerte en la literatura Mesopotámica? Esto es, por supuesto, la diosa Ninmah solamente. En el Libro de Enoc, Shemehaza es el líder de los vigilantes rebeldes. En Enoc VIII, 3, Shemehaza se dice que ha enseñado a la humanidad "los encantos y la botánica", facultad que solo posee Ninmah en la mitología mesopotámica (ver mito de Enki y Ninmah cuando ésta negó su esencia de vida a Enki y que ella lo curó a través de las plantas). Por lo tanto, no es un hombre sino una mujer.  Tenga en cuenta la importancia dada por los escritos de Enoc a Shemehaza (Ninmah) y a Asael (Enki-Osiris), ambos opositores de la palabra de Yahvé (An).
[2] Recordatorio: el país de Kemet (Egipto) significa "país negro" en egipcio.

[3] MU-MU-I, litt. "que conoce la palabra de la gente" en proto-sumerio, y que se pueden encontrar en el término Hopi Mongwi ("jefe'').
[4] TA-LAH-TUS-KA, litt. "Hacia la brillante sigue siendo la proclamación" en sumerio, que se encuentra bajo la forma Talawailuchqwa o Talawaitichqua ("la tierra de la salida del sol") en Hopi y designa la Atlántida.  La "proclamación" expresa sin ninguna duda a la Atlántida, los seres que poseían el poder hablaron mucho, probablemente en las grandes asambleas.
[5] El término Goreme proviene del griego Kopaya / Korama cuya etimología es incierta. Estoy absolutamente seguro de que esta palabra proviene del sumerio KUR-AM o KUR-AMA, "el KUR del capitán o del Señor", de modo que de Enlil. El famoso KUR de Enlil designa sus montañas en el Tauro, en Kursig (Capadocia = montañas extendidas), donde se encuentra su morada subterránea, el Ekur. Cuando los mesopotámicos grabaron las aventuras de Enlil en la piedra, no hicieron distinción entre los diferentes dominios que Enlil frecuentaba a lo largo de su larga vida de dios, llamando sistemática KUR o KJUR. De esta manera, nos encontramos, incluido en el concepto de KUR, con las montañas de Kharsag, Capadocia, la montaña del cielo donde se violo a una de sus Ninlil (consulte la carpeta final), el dominio de las dimensiones inferiores, y sus templos de Sumeria, generalmente llamados Ekur.

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